Aunque no se puede generalizar, según Meyer Yusim, director de la Fundación Mazal y quien ha investigado por más de 10 años el tema, existen señales que pueden ser signos de alarma:
- Alcohol: Olor a alcohool en el aliento, vómito, ojos llorosos, dolor de cabeza, sed al día siguiente y pérdida de apetito.
- Marihuana: Los ojos se ponen rojos, hay mareos, sed, y los muchachos duermen más de lo acostumbrado; cambios notorios en el apetito. Los consumidores tienden a encerrarse constantemente en su habitación y se nota bajo rendimiento escolar. Además, comienzan a cargar gotas para disimular el enrojecimiento.
- Cocaína: Con su consumo la persona está sobreexcitada, vive como si estuviera con un resfriado, el cambio de peso es notable, la nariz se ve afectada, las pupilas muy grandes y dilatadas, se presentan aislamiento, intranquilidad, agresividad, nerviosismo, aceleración sin justificación, bajo rendimiento escolar y cambio de amistades.
- Heroína: Rasquiña en el cuerpo, está siempre agarrándose la cabeza y la nariz comienza a verse más irritada y roja. Además, son evidentes los pinchazos en los brazos o los tobillos (también lo hacen en el paladar) y luce mucho más pálido.
- Ácidos: Los ojos se ponen vidriosos (demasiado blancos y con la pupila dilatada), la persona se nota eufórica, tiende a fijar la mirada en su cuerpo o en otros objetos. Se ven como concentradas pero a la vez idas y las conversaciones a veces no son muy coherentes.
- Inhalantes (pegamentos, gasolina): Su consumo puede ser uno de los más notorios debido al olor, pues se impregna en la persona. Se irrita la nariz y los ojos se ven un poco llorosos. El consumidor parece dormido y la expresión corporal se vuelve lenta.
- Crack: Causa un gran deterioro físico, adelgazamiento total.
- Los sedantes: Como su nombre lo indica, no permiten que la persona esté alerta, se nota como en un estado de completa tranquilidad, tiene períodos de sueño inexplicables, temblores, insomnio, ansiedad y, cuando el efecto pasa, hay depresión. Dependiendo de cómo afecte a la persona, pueden presentarse convulsiones y delirio.
¿Qué hacer?
Asesorarse profesionalmente es ideal e importante ya que el manejo por si sólo de la adolescencia ya es difícil, sumándole el tema de adicciones se convierte en algo totalmente complicado.
Es importante estar pendiente de la cotidianidad del adolescente y tener mayor control sobre sus actividades. Conocer sus amigos.
Hablarles claramente, apoyarlos y exponerles alternativas de ayuda, de actividades, de estudio; pero sin perder la autoridad y sin dejar de imponer límites.
*Fuente: Linksalud
Consultas: 8991-9741 / 2430-4457 / cpi-consultas@psicoalajuela.com. http://www.psicoalajuela.com/
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